Tras aquellos maravillosos años universitarios, los cuales intente estirar a mas no poder a base de títulos, tuve que enfrentarme a la realidad, realidad que viví durante algunos años en forma de oposiciones casi inaccesibles y trabajillos, realidad que decidí abandonar años atrás, embarcándome en la aventura, elegida o no, de vivir en otro país. Y sí, no vamos a negar que lo afronte con algo de incertidumbre y miedo. Pero también con la garantía de que iba a ser una gran experiencia. Y así ha sido.
Y desde la perspectiva actual, tengo que darle gracias a esa maldita realidad, realidad que me ha permitido vivir un sinfín de aventuras, contemplar deslumbrantes paisajes y conocer gente maravillosa; pero sobre todo, me ha permitido aprender a valorar y respetar, valorar todo aquello que tengo y respetar a lo diferente. Y es que debería ser una asignatura obligatoria irse de “Erasmus”.
Actualmente, vacunado de casi todo, menos de un virus, el de viajar. Virus cuyo síntoma principal es la obsesión por explorar nuevos lugares, nublándose la mente hasta el punto de solo pensar en viajar y traduciéndose en una peligrosa masiva compulsiva compra de vuelos, consumiéndote poco a poco entre buscadores.
¿Por qué un blog? Era una idea que ya andaba rondando en mi cabeza tiempo atrás, principalmente como instrumento a través del cual poder expresar de forma escrita lo vivido en mis viajes y medio para recordar mis aventuras, pero también para poder hacer partícipe de estas aventuras a amigos/as, aportando tanto datos útiles, como sentimientos encontrados.
